El Comercio Justo promueve el respeto a los derechos de los trabajadores, un ingreso digno y también otros beneficios que mejoran la vida de quienes laboran en la producción agrícola de alimentos.
Las historias de vida de 16 trabajadores de plantaciones certificadas Fairtrade en seis países de América Latina demuestran esos cambios positivos que se logran gracias al Comercio Justo. Estas historias forman parte del libro “Principios que cambian vidas”, elaborado desde el proyecto Trabajadores de Comercio Justo construyendo sinergias del programa de cooperación al desarrollo de CLAC.
Para Fredys Cuesta, el Comercio Justo ha significado oportunidades para continuar estudiando y un importante apoyo para los trabajadores.
“El Comercio Justo me cambió la vida porque acá en Colombia no todas las empresas trabajan de esta manera. Quienes estamos en el Comercio Justo comparamos nuestra situación con la de otros compañeros de fincas no certificadas y medimos cómo nos ha impactado”, relató Cuesta, quien forma parte de Corporación Sin Límite, de la Finca Altagracia, productora de bananos y es miembro de la Red de Trabajadores de CLAC.
“Estoy seguro de que si no fuera parte del Comercio Justo tuviera muchas dificultades, no me estaría formando profesionalmente, porque tendría que pagarme mis estudios y no lo haría, porque primero pensaría en mis hijos y su educación. A través del Comercio Justo podemos lograr estos proyectos de vida”, agregó el trabajador, quien se encuentra realizando estudios universitarios en trabajo social.
Fredy destaca que gracias a la prima Fairtrade que reciben como trabajadores pueden cubrir sus necesidades y también compartir con sectores vulnerables de la comunidad.
Para Felicita Altagracia Mata, en República Dominicana, el Comercio Justo ha significado una oportunidad de crecimiento personal a través de su participación en la Red de Trabajadores de CLAC.
Tras pasar momentos muy difíciles, hace 29 años, Felicita decidió mudarse con una hermana a Mao y comenzar a trabajar en una plantación bananera.
“Pasaron muchos años hasta que llegaron a decirnos que íbamos a pelear por tener una plantación certificada. En el 2007 lograron la certificación y cambiaron las condiciones de trabajo: ganando más, tratándonos mejor”, relata la mujer trabajadora. A los años, ella fue beneficiaria de una casa para su familia gracias al Comercio Justo y ahora sus dos hijos están estudiando, uno el bachillerato y el otro en la universidad.
“Soy delegada a representar los trabajadores en la Red de trabajadores de Comercio Justo del país, donde tengo el puesto de tesorera. Ha sido una experiencia muy bella, he podido conocer muchos trabajadores, de distintas organizaciones de otras plantaciones, intercambiar ideas y experiencias y aprender más”, destaca.
Por su parte, Hilma Altagracia Díaz explica que el Comercio Justo ha significado una mejora en su vida y la de su familia en República Dominicana. “Mi vida era muy difícil. Entré a una finca certificada Fairtrade y de inmediato empecé a notar el cambio. Allí me desenvolví como encargada del comedor de la plantación y como tesorera del Comité de Prima, y luego como presidenta”, relata Hilma, de la Asociación de Trabajadores Kellisa, quien forma parte de la Red de Trabajadores de CLAC.
Gracias a esta labor ha tenido la oportunidad de viajar a Cuba, Colombia, Perú, Ecuador, El Salvador, y de conocer a otros trabajadores en diferentes encuentros y capacitaciones. “Ha sido una experiencia inolvidable que me ha hecho crecer personal y laboralmente”, afirma.
En 2010, ella fue seleccionada para la entrega de una vivienda de parte del comité de Prima Fairtrade. “Tener casa propia: eso es mejorar la calidad de vida. Ahí sí me encanté por el Comercio Justo, porque realmente ayuda al desarrollo social”, afirma Hilma. “Yo siempre les digo a mis hijos que no quisiera que pasaran lo mismo que yo. Mi niña estudia medicina gracias al Comité de Prima, que la ayuda en sus pagos. Tenemos la medicina segura, la oportunidad de obtener préstamos sin intereses”, detalló.
Las historias de Hilma, Felicita y Fredy forman parte del libro “Principios que cambian la vida” de la red de trabajadores(as) de Comercio Justo de CLAC, el cual ha sido presentado el 12 de mayo. La presentación también incluye seis cuentos basados en los relatos de los(as) trabajadores(as), elaborados por la empresa consultora que elaboró el libro.