Por Tytti Nahi, Directora de Empresa y Derechos Humanos, Centro de Excelencia Fairtrade DDDH
Un nuevo estudio concluye que Fairtrade es un socio valioso para las empresas que se toman en serio la sostenibilidad y trabajan para reducir los abusos contra los derechos humanos en sus cadenas de suministro. En particular, Fairtrade puede ayudar a las empresas a identificar y reducir los abusos, dialogando con agricultores y trabajadores. Esto es lo que hemos aprendido.
Los puntos fuertes y débiles de las certificaciones han sido muy debatidos en las últimas semanas, en plena negociación de una ley de sostenibilidad empresarial para toda La Unión Europea.
"Las auditorías sociales no pueden arreglar los abusos de los derechos laborales", recordaba Human Rights Watch el 15 de noviembre. Las certificaciones pueden ser "una pieza, no un sustituto" de la debida diligencia en materia de sostenibilidad empresarial, añadía diez días después SOMO, una ONG neerlandesa de expertos en la materia. Estos informes coincidían en que las certificaciones y las auditorías sociales pueden ser valiosas herramientas de sostenibilidad para las empresas, pero también se necesitan procesos internos sólidos y muchas otras medidas.
Fairtrade está totalmente de acuerdo. La certificación sólo puede formar parte de los esfuerzos de sostenibilidad de una empresa. Por eso nos comprometemos con tantas medidas más allá de la certificación. Los ingresos de agricultores y trabajadores son tan bajos, los retos medioambientales son tan complejos y la discriminación está tan arraigada en muchas cadenas de suministro, que los enfoques holísticos y la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad civil son cruciales.
¿Cuál es la contribución de Fairtrade?
Dada la necesidad de un enfoque multilateral, ¿Qué tipo de "pieza" -en palabras del informe de SOMO- puede ser Fairtrade? ¿Reduce Fairtrade los daños a los derechos humanos en las cadenas de suministro? ¿Qué podemos ofrecer a la labor de debida diligencia en materia de sostenibilidad empresarial?
Estas preguntas son el centro de un nuevo estudio publicado hoy por Fairtrade. El estudio ha sido realizado por un equipo de investigadores académicos y se ha basado en entrevistas con más de 100 agricultores, trabajadores y directores de cooperativas o plantaciones dedicados a la producción de café a pequeña escala en Colombia y Etiopía, o de grandes plantaciones de banano en la República Dominicana y Colombia.
He aquí cuatro conclusiones clave.
En primer lugar, Fairtrade marca la diferencia en la promoción de varios derechos humanos y, en particular, en la mejora de los ingresos y del nivel de vida. Además, se ha demostrado que la mejora de los ingresos favorece otros derechos, como la salud y la educación.
Las intervenciones clave de Fairtrade en este ámbito son el Precio Mínimo y la Prima Fairtrade. Los Precios Mínimos Fairtrade evitan los impactos negativos sobre los derechos humanos causados por precios bajos o fluctuantes, y la Prima Fairtrade apoya las inversiones agrícolas y sociales, elevando el nivel de vida de agricultores y trabajadores.
En segundo lugar, Fairtrade puede apoyar el progreso y crear conciencia en áreas como los derechos de los trabajadores y los derechos de género, pero las leyes nacionales y la cultura local desempeñan un papel importante a la hora de limitar o mejorar los derechos.
Por ejemplo, el equipo de investigación local de la República Dominicana descubrió que Fairtrade ha mejorado la estabilidad laboral y las condiciones de vida de las trabajadoras de las plantaciones bananeras, gracias a una "impresionante selección de políticas sobre los derechos de la mujer". Por otro lado, el machismo, la limitada sindicalización y la vulnerabilidad de los trabajadores inmigrantes haitianos siguen obstaculizando la plena realización de los derechos.
En tercer lugar, los estándares Fairtrade dice más bien poco sobre el impacto de Fairtrade sobre el terreno. Nuestros estándares incluyen requisitos detallados en materia de derechos humanos, desde la realización de evaluaciones de riesgos para los derechos humanos hasta el fomento de la sindicación y la adopción de medidas para evitar el trabajo infantil y el acoso.
Pero la defensa de los derechos es mucho más que escribir normas sobre el papel. Las personas deben ser conscientes de sus propios derechos y responsabilidades. Los lugares de trabajo y las cadenas de suministro deben entablar un diálogo social. Las organizaciones de agricultores, las plantaciones y las fábricas necesitan recursos para poner en marcha procesos de sostenibilidad y formación más sólidos. Y hay que reforzar las políticas y las leyes.
Esta es la razón por la que Fairtrade no se limita a los estándares, las auditorías y las medidas correctivas, sino que también ofrece formación y apoyo a los agricultores y trabajadores, programas de desarrollo, trabajo de defensa, campañas de sensibilización y por la que establecemos Precios Mínimos y Primas Fairtrade. El estudio concluye que este enfoque holístico ha sido crucial para el avance de los derechos humanos en cada uno de los casos estudiados.
Por ejemplo, los caficultores etíopes declararon haber obtenido diversos beneficios de Fairtrade gracias a los estándares y otras intervenciones: mejores condiciones laborales para los trabajadores contratados, mejores salarios, horarios de trabajo más justos y suministro de equipos de seguridad, así como edificios escolares, puestos de salud, mejores carreteras e infraestructuras eléctricas gracias a los fondos de la Prima Fairtrade.
En cuarto lugar, el estudio propone que Fairtrade puede ser "un socio valioso en varios pasos de la debida diligencia de las empresas en materia de derechos humanos", especialmente en lo que respecta a la evaluación de riesgos, la mitigación de riesgos y el compromiso con las partes interesadas afectadas.
El estudio señala que "Fairtrade tiene la capacidad de contribuir a poner fin, prevenir y mitigar ciertos problemas de derechos humanos", especialmente porque "el impacto de Fairtrade, en gran medida, parece dirigirse a los problemas de derechos humanos más destacados". Se considera que las redes de productores de Fairtrade en África, Asia y América Latina tienen "un conocimiento profundo, contextualizado y matizado de cuestiones espinosas como el trabajo infantil".
Además, "Fairtrade se encuentra en una buena posición para aportar su visión de los riesgos y la voz de los productores como socio en la identificación y evaluación de los riesgos corporativos".
El apoyo a un compromiso significativo con los agricultores y los trabajadores puede ser la forma de apoyo más valiosa para las empresas muy comprometidas con la sostenibilidad. Aunque las directrices de debida diligencia de la ONU y la OECD lo exigen, este compromiso no es fácil. El último informe de CHRB, Corporate Human Rights Benchmark, muestra que entre las mayores empresas del mundo de los sectores de la alimentación y la agricultura, las tecnologías de la información y la comunicación, y la fabricación de automóviles, más del 70% obtienen una puntuación de cero en su enfoque del compromiso con las partes interesadas afectadas.
El estudio empuja a Fairtrade a ser claro sobre nuestro papel como apoyo, no como sustituto de la DDDH de las empresas. También plantea a las empresas, los legisladores e incluso las certificaciones la disyuntiva entre una "debida diligencia superficial" y un "DDDH significativo" que busque un diálogo profundo, un reparto justo de los costes y un progreso concreto.
Estamos haciendo todo lo posible para promover una legislación significativa y para ayudar a las empresas y a los productores a navegar por este panorama cambiante, de modo que cada uno podamos aportar nuestra "pieza" a la mesa para hacer avanzar los derechos humanos para todos.
Publicado originalmente el 9 Dic 22 en el sitio web de Fairtrade Internacional