A medida que los compradores toman cada vez más decisiones éticas y sostenibles, brindan un "salvavidas vital" para los productores de cacao, afirma el movimiento Fairtrade, en la Jornada de celebración del Día Mundial del Cacao.
Una nueva investigación de GlobeScan en 15 mercados en todo el mundo revela que ahora más que nunca hay personas que quieren tomar medidas personales para vivir de manera sostenible y comprar de manera más responsable. De hecho, más de la mitad (57%) de los consumidores a nivel mundial se comprometieron a comprar en tiendas o visitar un café con un fuerte compromiso de Comercio Justo Fairtrade. Estos datos se hacen eco de un auge en las ventas de Comercio Justo Fairtrade en muchos países en 2020 fuera del estudio, lo que muestra que las intenciones de los consumidores se están traduciendo en acciones en los lineales de compra.
Lanzado para marcar el inicio de una nueva campaña global de cacao Fairtrade "Bitter Sweet" que culmina en el Día Mundial del Cacao, del 1 al 7 de julio, los datos muestran que el chocolate sigue siendo uno de los productos certificados con sello Fairtrade más emblemáticos, obteniendo el mayor reconocimiento en Irlanda y los Países Bajos, mientras que seis de cada diez Gen-Z (de 18 a 24 años) en todo el mundo prefieren el chocolate certificado Fairtrade por encima de otras etiquetas.
Asegurar que no haya trabajo infantil es un motivador clave para los compradores, seguido de un uso reducido de pesticidas, abordar la pobreza y prevenir y reducir la deforestación, todos los cuales son una parte fundamental de la misión de Fairtrade. El seguimiento de la opinión pública en general de GlobeScan indica que el interés en aprender más sobre el impacto de una empresa ha aumentado en 15 puntos porcentuales desde el año 2016. Los consumidores más jóvenes, especialmente aquellos entre 18 y 24, quieren saber más sobre lo que están haciendo las empresas para ser social y ambientalmente responsables y menos de la mitad está de acuerdo en que las empresas se comuniquen honestamente, lo que implica una fuerte tendencia al alza hacia el deseo de una mayor transparencia.
Jon Walker, Asesor Senior Global de Cacao de Fairtrade dice: “La gente está prestando más atención que nunca a las condiciones detrás de los productos que compran como una forma de marcar la diferencia en el mundo. No quieren que su chocolate deje un sabor amargo. La elección del chocolate certificado con sello Fairtrade desenvuelve un futuro más justo para los productores y es una forma clara de utilizar su poder adquisitivo para hacer el bien. La pandemia ha provocado una mayor conciencia global, cambiando la forma en que comemos y compramos".
El apetito de los consumidores por los productos con etiqueta de Comercio Justo Fairtrade durante el año pasado ha hecho que los artículos salgan volando de los estantes de los supermercados en muchos mercados, con un aumento en la demanda de dulces. Según GlobeScan, el 95% de los compradores que han visto la etiqueta Fairtrade ahora dicen que compran algún producto con sello Fairtrade durante todo el año:
- Casi seis de cada diez se comprometen a comprar en tiendas y comercios que tienen un fuerte compromiso con los productos certificados con sello Fairtrade.
Según la investigación de Globescan, el 53% de las personas utilizaron su poder de compra para marcar una diferencia positiva en un tema que les importaba durante el año pasado. Muchos optaron por poner más artículos de Comercio Justo certificados con sello Fairtrade en sus cestas de la compra en lugar de una alternativa.
Los nuevos compromisos comerciales complementan las asociaciones que continúan generando un impacto significativo para los productores de cacao e impulsando un cambio positivo para los productores de cacao de Comercio Justo certificados Fairtrade.
“Cada vez más, la gente cree que todos podemos influir en el comportamiento de las empresas a través de nuestras opciones de compra”, añadió Walker.
Louisa Cox, Directora de Impacto de la Fundación Fairtrade, dijo: “Parece probable que las tendencias al alza en el aumento de la demanda de los consumidores por compras impulsadas por la sostenibilidad continúen dando forma al negocio del chocolate. La legislación que exige a las empresas garantizar el respeto de los derechos humanos en las cadenas de suministro está cobrando fuerza, incluso en la Unión Europea. Apoyar la creación de una legislación sólida, reconociendo el ingreso digno como un derecho humano, es otra vía para que los ciudadanos hagan oír su voz. Al mismo tiempo, los compradores que votan con sus acciones de compra, es una señal muy fuerte que puede generar un cambio real para los productores".
En nuestro país el cacao se ha convertido en el ‘producto estrella’ del Comercio Justo. Las ventas de cacao en España certificadas con sello Fairtrade -sello líder que certifica productos de Comercio Justo, con el objetivo de trabajar para la sostenibilidad de las personas y el planeta- superaron en 2020 los 94,5 millones de euros, un 10% más que el año anterior. Este incremento ha hecho aumentar, a su vez, el consumo per cápita de los españoles en cacao sostenible del sello líder de Comercio Justo, que ha pasado de 1,84 a 2 euros. Si bien este crecimiento del consumo per cápita cerca del 9% es un buen resultado, teniendo en cuenta las dificultades vividas durante el año del inicio de la Covid 19, todavía queda mucho camino por recorrer si comparamos este dato con el de otros países.
“Sabíamos que el cacao era importante, y ha crecido por encima de nuestras expectativas en un un año marcado por las dificultades sanitarias y económicas a nivel mundial a causa de la Covid-19”, explica Álvaro Goicoechea, director de Fairtrade Ibérica.
"Fairtrade exige una legislación diseñada para poner los intereses de los productores y los trabajadores en primer lugar, y que impulse a las empresas a invertir en mejoras, en lugar de simplemente evitar problemas".
Para dar vida a la campaña de cacao de Fairtrade, Fairtrade ha lanzado una animación stop-motion para el Día Mundial del Chocolate diseñada para desenvolver la amarga verdad detrás de las barras de chocolate no éticas. La película cuenta la historia de dos barras de chocolate hechas a medida. Los espectadores que vean la animación en la barra amarga serán transportados a las tierras cacaoteras de África Occidental, donde los productores de cacao no certificados que no pueden cultivar su cosecha en términos de Comercio Justo se enfrentan a la injusticia y los bajos precios, y donde la pobreza y la deforestación frenan a las comunidades. La película también muestra un lado más dulce: los productores de cacao que, gracias a Fairtrade, disfrutan de rigurosos estándares independientes y precios justos.